Conocí a un chico de revista, si, de revista, con brazos definidos vientre plano, ojos verdes que te derriten con la mirada y una boca jugosa donde perder el sentido… y lo mejor, se fijo en mi.
Así que quedamos a tomar un café, ya se sabe toma de contacto, charlamos, reímos y todo era ideal, yo tenía un calentón del quince y realmente no sé que me decía solo veía como sus labios se movían y pensaba en zambullirme en su boca.
Salimos del local y nos despedimos, nos miramos y nos besamos, un beso suave que poco a poco se convirtió en un beso profundo con arrinconamiento en un muro de una callejuela, estaba yo más caliente que el cenicero de un bingo.
Nos despedimos acalorados y con una calentura de las buenas y empezamos a enviarnos sms subiditos de tono, así todo un fin de semana, a mi no se me bajaba el calentón ni tocando el violín, creo que estaba a punto de dormir las cuerdas.
Por fin quedamos para rematar la faena, vestido, medias de liga y bragas fáciles de apartar por si había prisa.
Así como nos vimos empezamos a besarnos como posesos y de pronto siento que entra dentro de mi, empieza a moverse a toda leche, cada envestida creía que me desnucaba, así que me dio el bajón, le invite a que fuera más despacio pero el hombre lo daba todo, su cuerpo estaba empapado en sudor y mis manos resbalaban por su espalda, por un momento desee que terminara de una vez que me estaba desnucando, así que le dije, vete cuando quieras, y si , la frase iba con segundas.
No me preguntó si yo había tenido un orgasmo, solo se levantó, cogió aire respiro y miro al horizonte..
Yo estaba deseando marchar pero me parecía feo decir que quería irme, así que me quede allí con mi frustración y con ganas de masturbarme un rato.
Nos despedimos con la promesa de llamarnos y en cuanto llegué a casa llame a mi amigo Fernando que no está musculado ni es de revista pero sabe donde tocar y me echo un polvazo.